Explotación laboral
Durante el periodo de 1877-1895, persistió la economía de la hacienda, con las características heredadas del periodo colonial en cuanto a la forma de las relaciones sociales de producción, pero se fueron agradando algunas innovaciones, que obedecían a las necesidades del mercado de exportación.
La hacienda del siglo XIX que precedió al porfiriato, se basaba, como en la etapa virreinal, en la explotación agrícola tradicional destinada al autoconsumo y al mercado local. La Reforma liberal, que inició el despojo de tierras, originó la formación de grandes haciendas que quedaron en manos de particulares, las cuales no mejoraron -y aun empeoraron- las condiciones económicas y sociales de la explotación agrícola interior.
Dichas condiciones eran: exigían formas de trabajo fijo, fundamentalmente no asalariado (efectuado por peones ligados a la hacienda), trabajo eventual asalariado (por peones libres), existía un mecanismo de arrendamiento, etc.